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La privacidad puede entenderse como el derecho de todo individuo a separar aspectos de su vida privada del dominio público, todos los seres humanos tenemos este derecho. Cuando hablamos de privacidad digital nos referimos a la protección de esta intimidad en la esfera del ciberespacio.

Actualmente, este derecho a la privacidad está siendo puesto a prueba, ya que, tanto los gobiernos como el sector privado, están aprovechándose de la tecnología para acceder a la esfera más íntima de los ciudadanos, no siempre con objetivos justificables.

Por este motivo, se hace necesario fomentar políticas públicas que nos salvaguarden de estos abusos y protejan nuestro derecho a la privacidad. De hecho, en muchos países ya se está trabajando para actualizar y mejorar la leyes en esta materia.

¿Cuáles son los límites de la privacidad digital?

Uno de los primeros frente abiertos en materia legislativa, es el relacionado con la protección de los datos de los usuarios de internet. Que si bien, no determinan todos los aspectos de la privacidad,  son un buen punto de partida como elemento básico para velar por nuestra información personal en este mundo tecnológico, ya que son una parte esencial de nuestra identidad digital.

El primer paso en esta materia, lo ha dado la Unión Europea con la entrada en vigor en 2019 del “General Data Protection Regulation” (GDPR), donde se legisla para proteger estos nuevos derechos. Esta normativa es innovadora, definiendo derechos como: el derecho al olvido, que le otorga la posibilidad a los ciudadanos de exigir a las empresas el  borrado de sus datos personales en determinadas circunstancias.

Se puede debatir sobre los límites de la privacidad,  entendiendo que no se trata de un derecho absoluto. Es la discusión que surge cuando las autoridades solicitan el acceso a cierta información personal, a las empresas, para una investigación criminal.

Con el aumento de las amenazas terrorista de los últimos años, los gobiernos han invadido, en cierta medida, el espacio privado de sus ciudadanos, con la excusa de la seguridad nacional. Es importante que como sociedad estemos atentos y definamos un límite, para evitar que se vulnere este derecho fundamental.

También hay casos donde decidimos renunciar a ciertos aspectos de nuestra privacidad, para obtener algo a cambio. Por ejemplo: cuando compramos por internet, usamos una red wifi pública, etc… Pero en algunos casos no somos conscientes qué es lo que estamos cediendo o a quién. Para evitar estos abusos es para lo que se legisla al respecto.

La privacidad digital y las empresas:

El derecho a la privacidad no solo les concierne a los individuos, sino también a las empresas. Sobre todo debido a que su credibilidad y la confianza de sus clientes puede verse afectada en caso de algún incidente, ya que la opinión pública comienza a estar concientizada sobre la materia.

Es por ello que, en el mundo empresarial, comienza a implementarse la privacidad por diseño, que supondrá una mejora sustancial de los modelos de gestión, los procesos y las herramientas en materia de seguridad.

Este cambio positivo, se debe a las recientes reformas legales, como el GDPR y la propuesta de Reglamento de privacidad electrónica (ePrivacy), que lo complementará, cuya entrada en vigor está prevista para 2019. Y también, a que los usuarios son cada vez más más exigentes.

Como usuarios tenemos derechos que podemos exigir a las empresas:

  • Que nos informen de qué datos personales recogen y cúal es el uso que se hará de ellos.
  • Que la petición de consentimiento sea clara y explícita (ya no vale ocultarla en los Términos y Condiciones).
  • Una petición de consentimiento por cada servicio, sin vincularla a otros, como por ejemplo para fines publicitarios.
  • Derecho al olvido, es decir, a solicitar el borrado de nuestro datos y retirar el consentimiento.

En conclusión el concepto de privacidad está evolucionando y adaptándose a la nueva realidad tecnológica. Todos los actores implicados: entes reguladores, empresas y usuarios, vamos tomando conciencia de su importancia y aprendiendo a gestionarla.

¡La privacidad es un derecho, defiéndelo!